Se accede desde la autovía A-30 a través de la salida 150 a La Paloma. Tras la salida seguir las indicaciones al Castillo del Portazgo. Se llegará a una zona con juegos infantiles, aparcamiento, junto a los restos del Castillo del Portazgo.
La ruta parte de la zona más próxima al aparcamiento de coches, unos carteles indicativos de la ruta marcan el inicio. Cerca de esta zona se pueden observar, dependiendo de la época del año, pozas que pueden contener agua.
Siguiendo el sendero se comienza una zona de pinos que bordean el camino e indican claramente por dónde ir. Llegado un momento se pasa de estar rodeado de árboles a cielo abierto, en una zona con pozas abundantes y algo más profundas que las que se pueden ver al inicio cuya cantidad de agua contenida depende, como ya se ha dicho, de la época del año. En esta zona hay que fijarse bien por donde continua el sendero. Se tiende a seguir bordeando la inclinación de la montaña, con un leve giro a la derecha, pero el camino correcto se puede ver marcado en piedras al otro lado de las pozas. Incluso con agua, cruzar esta zona no es para nada peligroso.
Una vez se sigue el sendero se comenzará la subida. La inclinación no es ninguna exageración, pero se mantiene constante a lo largo de casi todo el camino lo cual puede hacer necesario más de un descanso según la condición física.
El senderista se encontrarse con una bifurcación del sendero en la que un camino hacia la derecha, se encontrará sobre una roca una indicación con dos flechas, una hacia la izquierda, que continua con el sendero en el mismo estado que en el que se iba y otra hacia la derecha, que dirige a un camino con una inclinación más que respetable, y que es la indicada en el sendero. El camino a la izquierda es otra ruta alternativa que bordea la montaña y añade un par de kilómetros más al recorrido, pero la ruta PR-MU 54 es hacia la derecha.
Cogiendo el desvió a la derecha y subida una gran cuesta se encontrará una zona llana y con un claro que permite el descanso tras el esfuerzo (Collado Mosqueras). Hay que coger fuerzas puesto que el tramo que queda es un poco menos inclinado que justo el anterior, pero incluye unos metros en roca que necesita el uso de las manos para asegurar una correcta y segura subida. Hay que tener cuidado aquí con los resbalones.
Una vez superado este tramo que puede resultar más difícil sólo queda seguir las indicaciones para acabar entrando al Castillo de la Asomada por un lateral sin pared accesible y disfrutar de las vistas.
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