Hoy viajamos a la Comarca del Altiplano a conocer las maravillas culinarias que podemos disfrutar en Yecla. Una gastronomía enriquecida (http://bit.ly/2YGnVro ) por su enclave geográfico limítrofe con Alicante y Albacete y, por supuesto, perfectamente maridada con su vino Denominación de Origen Protegida que riega de felicidad todo aquel que se sienta a su mesa. ¿Pedimos la comanda?
Es hora de almorzar y qué mejor que hacerlo con una empanada de patata típica de la zona donde el tomate frito se sustituye por el tubérculo. En muchas confiterías las encontraréis en su tamaño mini, ideales para ese apretón a media mañana. Fama adorada la que tiene el queso frito (de cabra) con tomate y pimientos verdes. Simpleza exquisita al servicio de nuestros paladares con el que es imposible parar. Como también lo es dejar de combinar con sal, azúcar, anchoas o miel las maravillosas tortas fritas, ideales para peques y no tanto.
¿Hemos abierto ya el apetito? Pues preparaos porque llega un póker de lujo. ¿Quién no cae rendidamente enamorado de las gachasmigas cuando las prueba? Una receta histórica y que suele prepararse en reuniones familiares alrededor de un buen fuego. Otra excelsa receta de los #1001SaboresRM elaborada a base de harina, aceite, sal y ajos de aspecto similar al de una tortilla con una costra dorada y que se come en la propia sartén ¡con más pan! Nunca más diréis aquello de "pan con pan, comida de tontos". De ellos es no disfrutar de este emblema yeclano.
Como también lo son los inigualables gazpachos preparados con carne de caza o corral y, por supuesto, caracoles serranos y champiñones o setas. Servido sobre la tradicional torta que, tras comer todo lo que sobre ella descansa, te regala el absoluto placer de comerla a pellizcos acompañados de anchoas o miel. Absoluto lujo para el paladar.
En Yecla también podremos degustar una versión amplificada de las famosas "pelotas murcianas" (albóndigas). Preparaos porque las de aquí son del tamaño de una de tenis y se preparan con magro de cerdo y no pollo o gallina. Escoltadas, como no puede ser de otro modo, de una sopa de cocido que os hará suspirar de tradición.
Cerrando este cuarteto exitoso, una nueva versión de las migas ruleras que por toda nuestra Región se elaboran. Aquí se sustituye la invasión masiva de tropezones carnívoros por la uva, auténtico tesoro de esta tierra.
A nadie amarga un dulce y no os podéis marchar del Altiplano sin catar los "libricos" (obleas encuadernadas con miel), el "pan bendito" (similar a pan sobado), sus mantecados o terminar rozando el cielo gastronómico con los higos secos fritos.
Olvidaos de la báscula y a disfrutar de un #Gastrofindes que os llevaréis placenteramente marcado para siempre. El Altiplano existe ¡y de qué modo!